domingo, 13 de mayo de 2012

CAPITULO1

Miré el enorme letrero del casino antes de entrar, suspiré y cerré la puerta del auto de mi amiga. Caminamos a la entrada, era la primera vez que entraba a uno de esos lugares de perdición. Entramos, nos pidieron la identificación y después de inspeccionarla, nos dejaron seguir caminando hasta los juegos y atracciones que había en ese casino.
— ¿No crees que será un fantástico cumpleaños, Jamie?—Nunca en mi vida pensé en pasar mi cumpleaños 25 en un lugar de estos, pero admito que sería algo… interesante.
—Creo… que sí—pasó su brazo por el mío y caminamos hasta la primera mesa de cartas que vimos.

—Jamie, creo que me voy a casa—Era increíble, tenía horas jugando y estaba ganando, así que no podía irme ahora.
—Claro, te veo mañana—dije sin la menor importancia y seguí jugando.
Me había cansado, eran las tres de la mañana y yo seguía ahí. Me puse de pie y caminé al bar dentro del casino, pedí un whisky y me senté en la barra junto a un chico.
—Hola—Dijo seductoramente al verme ahí.
—Hola—Odiaba este tipo de chicos, lo único que les interesa son chicas, sexo y dinero.
— ¿Qué haces aquí sola?—No lo dijo como si tratara de aprovecharse de que estaba sola, aunque estoy segura de que si quería aprovecharse de eso.
—Cumpleaños…—Dije mirándolo enojada.
— ¡Que coincidencia! También es mi cumpleaños—Sonó entusiasmado y se corrió una silla mas para estar junto a mi— ¿Cuántos años cumples?—Tomó un sorbo a su bebida y me miró con una sonrisa.
—Veinticinco—me dieron mi whisky y di un sorbo.
— ¡Otra coincidencia! También yo—sonrió de nuevo y se acabó ese liquido que se encontraba en su vaso.
— ¡Qué bien! Te felicito—Dije sarcástica acabándome mi whisky.
—Tu sarcasmo duele, ¿sabías?—No sé si lo dijo triste, enojado o bromeando.
—No me importa—Pedí otro whisky.
— ¡Oye! Eres mala con las personas que te saludan bien—Al parecer, mi actitud lo hizo enojar.
— ¿Saludan bien? Tú te acercaste a mí para aprovecharte de que estoy sola—Sonreí falsa, dije al hombre en la barra que dejase la botella aquí y se fue.
— ¿Es lo que crees que hago?—Tomó la botella y se sirvió un poco.
—No lo creo, estoy segura—le quité la botella, serví también un poco de ese licor en mi vaso y lo llevé a mi boca.
1, 2, 3, 4, 5… ya había perdido la cuenta de los tragos que habíamos hecho. Mi mundo daba vueltas. Hablábamos de cualquier tontería, él chico resultó llamarse Joe, y, como ya lo había dicho, hoy cumplía sus buenos 25 años, al igual que yo. Estábamos completamente ebrios, no sabíamos ni que idioteces salían de nuestras bocas.
—Eres tan linda, Jamie—su voz sonaba mareada y graciosa, pero sobre todo mareada.
—Eres tan sexy, Joe—reí como una borracha completa y el hipo de hizo presente en mi.
— ¿Me dejarías besarte?—Se puso de pie, mi mundo estaba por caer, tantas copas habían desactivado ya varios de mis cinco sentidos.
—Claro que sí, Joe—Tomó mi rostro entre sus manos y besó mis labios. Era completamente placentero sentir sus suaves labios sobre los míos, era como si… como si el mundo diera más vueltas de las que ya daba.
Seguimos bebiendo, ya estábamos en el punto de que nuestros cuerpos casi ni podían mantenerse de pie. Joe pagó las botellas que nos habíamos tomado y tomó mi mano, no sabía bien que era lo que planeaba. El mundo dio mil vueltas mas, cuando cerré mis ojos y al abrirlos, todo era negro.